EL 𝗗ESAPEGO
septiembre 12, 2023

En busca de la tranquilidad. 7 tips Mindfulness

Manuel Hierro Tobalo. 25 septiembre 2020

Para tiempos convulsos

Si te preguntasen por tu estado ideal, probablemente dirías estar tranquil@, esa tranquilidad que se siente dentro, como una especie de paz y equilibrio interno en ese momento de tu vida, que para los científicos se traduce en bienestar subjetivo. En tiempos convulsos muchos anhelan ser capaz de alcanzar y mantener la calma, e incluso tener un cierto control ante los desafíos diarios y el estado de alarma anímico e incertidumbre que provoca no saber cómo va a ser el futuro, tendiendo a predecirlo y augurarlo más bien oscuro. Esto fomenta a menudo estados de ansiedad, miedo, resistencia a no aceptar o incluso negar la realidad, crispación y desgaste emocional, resintiéndose nuestras interacciones sociales y familiares o nuestra propia salud física.

Podemos entonces elegir dos caminos, continuar dentro del ya conocido, que al parecer no reporta beneficios, o empezar a adoptar una actitud distinta ante lo evidente y cierto en esos momentos.

Los primeros suelen tender al uso de vías de escape o huida para sobrevivir en medio del caos y la tormenta, subterfugios de la rigidez mental o cognitiva ante el cambio de algo que ya no es como antes era. Los segundos tienden a tomarse y mirar la vida de otra forma, dado que el paisaje es diferente, intentando aprender a cómo surfear las olas en medio de la tempestad. Son sabedores que si cambian en algo, todo lo demás cambiará en su percepción y por lo tanto podrán afrontarlo de una manera más saludable e inteligente, no solo para su salud, sino también para la de los que te rodean, pues no es lo mismo contagiar una actitud u otra.

 

Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
yo tomé el menos transitado, y eso marcó la diferencia. Robert Frost

 

Si deseas elegir el camino que marque la diferencia a un estado de mayor calma, tranquilidad y control vital, pueden resultarte útiles los siguientes siete aspectos, siempre que los practiques claro está, dado que ni siquiera el logro de un estado de tranquilidad viene a uno gratuita o aleatoriamente.

Estos aspectos, que pueden entrenarse con la práctica continuada de mindfulness, tal vez te aporten mayor sensación de control sobre los acontecimientos, permaneciendo menos tiempo enredados en lo que no podemos controlar, lo cual otorga una actitud más práctica, responsable y proactiva, y por consiguiente menos victimista. Las cosas pasan, pero yo puedo decidir cómo deseo que me afecten.

Aprende a vivir en el presente

Dado que en torno a un 60% del tiempo solemos estar con la mente en el pasado o el futuro, perfectos aliados para mantenernos alejados de la realidad presente, sumergidos en un mar de análisis, juicios, prejuicios e interpretaciones poco útiles, se ha probado que conectar con lo que acontece aquí y ahora, en el momento actual, nos lleva a un punto de partida más objetivo y por lo general menos dramático o catastrófico del que andábamos creando en nuestra mente.

Una buena forma de conectar con el presente es preguntarse con cierta frecuencia al día, dónde estoy ahora y qué me toca hacer.

La ciencia ha demostrado que la práctica habitual de mindfulness otorga esta habilidad, entre otros muchos otros beneficios para la salud física y mental, pues no en vano, la atención o consciencia plena al momento presente, favorece un estado de mayor calma, claridad mental, enfoque y conexión con uno mismo, un carro al que muchos se han apuntado últimamente, con la finalidad de mantener una mejor salud mental y emocional.

Acepta que «las cosas son como son»

Nos guste más o menos, todos sabemos a priori que la realidad es la que es, aunque nos cuesta aceptar que las circunstancias de la vida pueden escaparse a nuestro control, sin llegar a cumplirse nuestras expectativas, es decir, que cuando los hechos no son los que nos gustarían, nos frustrarnos, y esto nos lo hace pasar mal. Jung decía que todo aquello a lo que nos resistimos, persiste y nos sigue haciendo sufrir, y aquello que somos capaces de aceptar, podemos transformarlo.

Aprender a aceptar la incertidumbre, convivir y adaptarse a ella es todo un reto que merece entrenarlo si queremos bajar los niveles bioquímicos de cortisol y adrenalina que generan nuestros estados de intranquilidad, ansiedad o malestar emocional.

La actitud de aceptación requiere de una enorme humildad como seres humanos para empezar a aprender y convivir con lo que hay y es en cada momento, haciendo aquello que me lleva a un estado de menor resistencia o tensión y mayor acuerdo con lo que la vida nos ofrece: a esto se le llama adaptación. Recuerda pues, que si hay lucha, no hay tranquilidad posible.

 

Si no tienes fuerza para imponer tus propias condiciones a la vida,
debes aceptar las que ella te ofrece. T. S. Eliot

Focaliza lo importante y elige tu tiempo

En ocasiones es fácil despistarse de lo que verdaderamente hay que atender, máxime en estados de inquietud o intranquilidad, en los que la atención anda errante en lo que nos pre-ocupa o escapa a nuestra influencia, rumiante en un círculo vicioso que suele conceder importancia a lo superfluo o a aspectos de la realidad imaginada.

Si consigues comenzar a definir qué aspectos son los que requieren realmente la prioridad de tu atención en la vida actual, te puede a ayudar a salir antes y más fácilmente de aquello que te genera malestar o intranquilidad y que escapa a tu control, pudiendo hacer lo que crees más oportuno en ese momento, lo que realmente es importante.

Suele acontecer en el ser humano, que es más fácil dejarse llevar por el piloto automático,ç activando así la red neuronal de modo por defecto, para perderse en asuntos poco relevantes pero que nos hacen estar mal, que asumir la responsabilidad de atender otros más exigentes o prioritarios. La tranquilidad llega cuando sabemos que estamos haciendo lo que podemos y
debemos, gestionando el tiempo en base a ello.

 

Esto también pasará

No hay mal que cien años dure decía García Márquez, ni por supuesto cuerpo que lo aguante añade el sabio refranero, así que puede ayudar y mucho, tomar consciencia de que todo es pasajero, lo grato y lo menos grato, así que la confianza y la paciencia nos dice que todo tendrá su momento.

Nada es eterno según la ley de la impermanencia en términos budistas, por lo que darse cuenta de esta realidad, alivia la intranquilidad o incertidumbre que en ocasiones nos acompaña por naturaleza y alienta a su vez, a la esperanza de que la tranquilidad y la calma, volverá después de la tormenta. Lo que ahora pudiera estar alterándonos, a buen seguro que ya está más cerca de finalizar.

Haz planes e intenta cumplirlos

Mientras tengas planes, metas, objetivos o sueños en los que empeñar tu atención y dedicación, más fácil será salir de estados displacenteros, pudiendo alcanzar a darte cuenta que la vida tiene un sentido o propósito más elevado cuando te dedicas a lo que te hace sentir bien. Para ello es importante destinar un tiempo a pararte, si, a pa-rar-te para definirlos, planificarlos y agendarlos.

No siempre los estados de preocupación colaboran a esta tarea. Se ha demostrado, que las personas que le dan un sentido a su vida y actúan conforme a él, tienen un mayor grado de bienestar subjetivo y son más resilientes ante las dificultades, que quienes carecen de ello, que sucumben más fácilmente al lamento cuando las circunstancias no son favorables. Unos están ocupados y otros preocupados.

Los expertos en felicidad, bienestar subjetivo o la tranquilidad interna, proponen que hagamos por escrito tres listas, una con las cosas que realmente son importantes en nuestras vida, otra con aquellas actividades que nos generan placer hacerlas, nos gustan y fluimos con ellas y una tercera con aquellas cosas que se nos da bien hacerlas y tenemos pericia o somos casi expertos. Nos invitan a que nos pongamos y pronto, con aquello que confluya en las tres listas, con aquel aspecto que aparezca nombrado directa o indirectamente en las tres listas.

Buscar lo que nos hace sentir bien, genera tranquilidad, ya sea estando en contacto con la naturaleza, socializando con otros, saboreando momentos de ocio, realizando actividad física, agendando momentos para uno mismo «solitud», y puedes seguir con tu particular lista . . .

 

Sé amable contigo, pues todos sufrimos

En estados de desasosiego, inseguridad, incertidumbre o malestar emocional, es fácil tener presente esa voz autocrítica que te recuerda que no eres lo suficientemente perfecto, que no sabes hacer bien las cosas o manejar mejor ciertas situaciones, y por lo tanto, nos hablamos a nosotros mismos de una forma mucho más dura y exigente de lo que lo haríamos con los demás en una situación similar a la nuestra.

Se ha demostrado que mantener una actitud más cuidadosa y amable con nosotros mismos genera niveles de oxitocina significativos en nuestro torrente sanguíneo, que fortalece al sistema inmunitario y estimulan nuestro sistema nervioso parasimpático. Esto implica que se active nuestro sistema fisiológico de cuidado, seguridad y protección conduciéndonos a un estado de mayor tranquilidad interna y relajación externa.

Gracias a tener un discurso o lenguaje interno más amable y menos duro con nosotros, entrenamos nuestra habilidad autocompasiva, es decir, la cualidad de reconocer que lo estamos pasando mal e intentar hacer algo para aliviar ese malestar. Con ello se acrecienta el coraje por salir adelante en situaciones difíciles con aliento y sin fustigarnos.
Además, nos ayuda a darnos cuenta, de que no solo yo sufro, sino quetodos sufrimos, y esta consciencia de humanidad compartida disminuye significativamente nuestro grado de malestar e incrementa el de bienestar y tranquilidad.

Cultiva la gratitud

Cuando aprendemos que la felicidad consiste en contentarnos y disfrutar con lo que ya tenemos, todo cambia. Solemos desear con bastante frecuencia lo que aún no tenemos y esto eleva nuestro grado de frustración e infelicidad cuando no se cumplen esas expectativas. Al darnos cuenta que cada logro, vuelve a llevarnos al esfuerzo de la consecución de otro mayor, y así sucesivamente, entramos en el torpe y equívoco juego de no estar a gusto ni satisfechos del todo nunca, porque siempre habrá algo más a lo que aspirar, de manera que la felicidad aparentemente nunca estará completada.

Saber que ya contamos con suficientes mimbres como para sentirnos afortunados, hace que nos focalicemos en disfrutar y saborear lo que ya hay y tenemos, que en muchas ocasiones es suficiente para aminorar y poder convivir más saludablemente con el estado del que hemos venido hablando, la tranquilidad.

Prueba a cerrar los ojos por un minuto, enumera y piensa en 10 cosas por las que te sientes agradecido en estos momentos de la vida, será muy probable que al concluir el ejercicio entiendas muchas cosas. Además, está demostrado que hacer esto durante 10 días por escrito, aporta algo sorprendente, que solo descubrirás al realizarlo. Así que como le decía el Principito al zorro en el hermoso cuento de Le Petit Prince, ¡¡ no lo entiendas, vívelo !!.

 

 

Ánimo, adelante y a cultivar de la manera que mejor sepas tu bienestar subjetivo, o estado de tranquilidad profunda, tal vez te siente bien a ti y a los que te rodean.

Si deseas entrenar los aspectos comentados en este post, puedes asistir al curso de  mindfulness integral de nueve semanas en sus dos modalidades: Presencial y Online.

 

Manuel Hierro Tobalo
Fundador y director de Bijapi vive com pasión en 2012
Psicólogo colegiado EX 434. Coach acreditado en inteligencia emocional. Mediador familiar.

Consultor e instructor mindfulness. Formado en los principales protocolos internacionales de mindfulness (MSBR, MBCT, MSC, MFY) y en su aplicación a contextos clínicos.

«Si yo cambio, todo cambia»